Al paso del tiempo siempre nos preguntamos qué es lo que haremos con nuestra vida y todo nuestro entorno, el personal, académico, profesional, laboral, familiar; en el que habitualmente deseamos ese futuro próspero. Mirando este análisis desde una perspectiva más crítica y observadora considero que somos muchas las personas que no piensan en los pasos que los llevaran a ese futuro anhelado.
Algunos dicen que harán lo que sea para conseguir lo que desean, otros para conseguir lo que puedan y unos tantos más para conseguir lo que quieren. La pregunta importante es: ¿Será lo mismo el poder, el querer y el deber?
Debido a que la característica esencial de un proyecto es que implica costos y beneficios para quien lo realiza, se puede decir que la mayoría de las decisiones humanas, si no es que todas, se puedan catalogar como proyectos.
Desde que iniciamos nuestra vida, tenemos dos caminos para conseguir o lograr lo que nos proponemos: el del deber o el del querer y consideraría el del poder.
Lamentablemente la mayoría toma la vía del deber, inclinándonos por la creencia de que es el camino correcto y además el único. Muchas veces nos encontramos culpando a las circunstancias que nos rodean, sin considerar que los únicos responsables de elegir el camino correcto, somos cada uno de nosotros, en este caso centrándonos en un proyecto, que es el foco de este artículo.
En este punto se considera relevante la realización de la denominada matriz de planificación, que es la que constituye la base del diseño de un proyecto, es decir sus cimientos.
La misma se compone por elementos que resultan imprescindibles que a continuación se señalan:
Programación de las actividades (calendario y asignación de responsabilidades entre las diferentes personas o instituciones implicadas)
Programación de recursos (presupuesto)
Un análisis de las posibilidades de permanencia del proyecto una vez concluida la asistencia externa (valoración de los llamados factores viabilidad).
Un documento tipo proyecto se compone de las siguientes partes:
En este punto considero relevante observar y describir el papel que juega la viabilidad en el análisis de las diferentes circunstancias que rodean nuestra vida y donde la variable muchas veces no es tenida en consideración. Este proceso ayuda a ganar la confianza necesaria, al confirmar (o desmentir) que la iniciativa se puede implementar a tiempo y dentro del presupuesto, y es por eso que lo esencial es llevar a cabo el estudio de viabilidad tan temprano como sea posible. Un proyecto viable es un proyecto alcanzable, donde se tiene la capacidad de enfrentarse a las circunstancias concretas obteniendo los resultados esperados, es decir, un estudio de viabilidad permite averiguar si la iniciativa es o no realizable desde diferentes perspectivas, como la técnica, la económica o la legal. Las conclusiones de esta investigación hacen posible comprobar si la inversión merece o no la pena. Por otro lado, cabe aclarar que el mismo no es un pronóstico, ni implica que el proyecto se vaya a entregar a tiempo, en las condiciones fijadas y dentro del presupuesto designado para ello; la incertidumbre no desaparece a pesar de una respuesta positiva del estudio de viabilidad. Sin embargo, cuando se determina que la iniciativa es viable existe una mayor confianza en la entrega.
Son varios los estudios generales que deben realizarse para evaluar un proyecto[i]:
La aprobación o “visto bueno” de cada evaluación la llamaremos viabilidad; estas viabilidades se deben dar al mismo tiempo para alcanzar la factibilidad de un proyecto; por ejemplo, un proyecto puede ser viable técnicamente, pero puede ser no viable financieramente, y así las otras posibles combinaciones; entonces con una evaluación que resulte no viable, el proyecto no será factible.
Además del enfoque de sentido común que el estudio de viabilidad de un proyecto aporta a la planificación del mismo, existen muchas otras razones que impulsan a las empresas a comprometerse con su elaboración. La realización de un estudio de este tipo es una buena práctica empresarial y su aplicación puede observarse en todos los negocios de éxito. Las organizaciones que menores cotas de fracaso de proyecto poseen tienen en común el haber dedicado el tiempo y los recursos necesarios a examinar a fondo todas las cuestiones y evaluar su probabilidad de éxito antes de iniciar el siguiente proyecto.
Para concluir entonces, el estudio de viabilidad de un proyecto debería aportar, al menos, visibilidad en el plano técnico, para responder a preguntas sobre los recursos o la disponibilidad; y también ha de resolver dudas económicas, aclarando el potencial de generación de ingresos a largo plazo del proyecto.
Fuentes:
[i] Lic. Hugo Camacho. “El enfoque del marco lógico: 10 casos prácticos”. Cuaderno para la identificación y diseño de proyectos de desarrollo. FUNDACION CIDEAL.
https://www.obsbusiness.school/blog/5-etapas-en-un-analisis-de-viabilidad-de-proyecto
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