“El riesgo más grande es no tomar ninguno. En un mundo que está cambiando tan rápido, la única estrategia que está garantizada a fracasar es no tomar riesgos.” (Mark Zuckerberg - Octubre 2011)
He escuchado a líderes empresariales afirmar que todas las organizaciones actualmente están volando a ciegas en tiempos de profunda incertidumbre. Pero, de hecho, algunos saben exactamente hacia dónde se dirigen, entendiendo lo que se requiere para trazar un rumbo a través de las turbulencias del mercado y creado organizaciones con un conocimiento profundo de la situación.
Cuando se trata de desarrollar la capacidad de descubrir hacia dónde se dirigen las cosas y responder con agilidad a un entorno cambiante, nada es más importante que el análisis de datos o la inteligencia comercial. En los últimos años la inteligencia empresarial se ha convertido en la “oveja negra” de las ciencias de datos, desplazada por el aprendizaje automático de las estadísticas y del big data, basadas en sofisticados algoritmos matemáticos, creando una ilusión de objetividad.
Las soluciones basadas en inteligencia artificial y aprendizaje automático funcionan bien durante tiempos estables, pero irónicamente se desmoronan cuando ocurre algún “desastre”. Estas tecnologías se automatizan extrayendo patrones y convirtiéndolos en instrucciones simples, pero estos modelos pueden volverse obsoletos rápidamente cuando los sistemas cambian bruscamente. En cambio el business intelligence, por el contrario, te alerta cuando las reglas del juego están cambiando, volviéndose la competencia esencial para navegar durante una crisis.
Los analistas prosperan por su talento en la exploración y búsqueda de riesgos, lo que los hace particularmente buenos para prever y responder a las crisis. Al buscar en fuentes de datos tanto internas como externas de información crítica, los analistas se mantienen a la vanguardia de lo que está sucediendo. Explorando nuevos horizontes en busca de tendencias y formulando preguntas sobre lo que hay detrás de ellas.
¿Cuantas organizaciones no pudieron prever la crisis, o adaptar sus sistemas ante la inminente llegada del Covid-19 detectado a fines del 2019? Así mismo, américa tuvo los ejemplos tanto de China y de Europa. ¿Cómo no se pudo prever el inicio de la cuarentena para adaptar los sistemas antes? Si los datos estaban a la vista de todos, es un claro ejemplo de que lo que importa no es el dato en sí, sino que, qué hacer con ellos para convertirlos en información y tomar las decisiones de negocio oportunas.
Durante períodos normales, las organizaciones desarrollan capacidades analíticas para fortalecer su capacidad de innovar. La capacidad de los analistas para encontrar indicios sobre cosas como los gustos cambiantes de los consumidores puede ayudar a las empresas a aprovechar las oportunidades antes que los competidores. Sin embargo, cuando las cosas se ponen difíciles, se vuelve imprescindible. Sin duda, algunos eventos son imposibles de ver de antemano, pero abordar sus consecuencias, es un juego que se juega mejor con los ojos abiertos.
Es imposible improvisar un departamento de análisis maduro, por lo que se debe pensar como parte indispensable de la organización. No solo prever y definir los riesgos, sino también su monitoreo y control constante (debe ser un proceso continuo e iterativo). Pensar escenarios en función de las distintas variables y posibilidades, desarrollar opciones para mitigarlos. Evaluar si se deben incorporar nuevos riesgos o riesgos residuales, en conjunto de sus planes de respuesta.
Es inevitable que cualquier decisión tenga asociado un riesgo, pero cuando más exacto sea su análisis, menos será la posibilidad de fracaso. A su vez, no realizar el mencionado análisis, también es una decisión, por lo que lleva asociado su riesgo. Ahora debemos evaluar qué riesgo es mayor, si la probabilidad de ocurrencia de un evento es factible o no. Si los datos que me llevan a tomar una decisión sobre producción es relevante o no.
Este tipo de decisiones marcaran la diferencia de las demás.
Es inevitable que cualquier decisión tenga asociado un riesgo, pero cuando más exacto sea su análisis, menos será la posibilidad de fracaso. A su vez, no realizar el mencionado análisis, también es una decisión, por lo que lleva asociado su riesgo. Ahora debemos evaluar qué riesgo es mayor, es decir cuál es su posibilidad de ocurrencia. ¿Vale la pena crear tal estudio? Desde mi punto de vista, este tipo de decisiones en las organizaciones marcaran la diferencia de las demás.
Gracias por leerme.
de Souza da E. Nelson J.
Commentaires