En situaciones normales económicas, para la evaluación de proyectos contamos con distintos métodos de análisis como ser el método del Valor Actual Neto (VAN), que nos permite valorizar el proyecto a valores actuales, o también el método de la Tasa Interna de Retorno (TIR), que nos permite aproximar el rendimiento del proyecto.
Pero, ¿Qué pasa cuando el proyecto evaluado se encuentra bajo presión de la variable inflación?
En Argentina, hace un tiempo venimos padeciendo, tanto las empresas como los individuos, el efecto de la inflación en nuestros rendimientos. Es por esto, que es de suma importancia realizar un breve análisis sobre las tasas de rendimiento que el proyecto tendrá. Puesto que un análisis tradicional sometido a estos contextos puede darnos como resultado un rendimiento no deseable.
La Tasa de Rendimiento Mínimo Aceptable (TREMA) o también llamada Tasa de Interés Mínima Aceptable (TIMA) permite estimar cual es la tasa mínima que se le exigirá al proyecto incluyendo el efecto de la inflación en su cálculo. Dentro de este queda estipulada la misma, y nos permite lograr que el proyecto cubra los egresos de la operación, la totalidad de la inversión inicial, los intereses en caso de recurrir a capital ajeno, y la rentabilidad exigida por el propio inversionista.
El cálculo de la tasa TREMA se conforma por la suma de la tasa de inflación y el riesgo de la inversión. Este riesgo está asociado a un porcentaje que obtendrá el inversor al prestar su dinero. También, puede calcularse mediante una prima de riesgo, esta prima indica lo que el inversor pretende obtener de su inversión por encima de la inflación.
Si el resultado de la TREMA es menor al porcentaje de la inflación el proyecto generará perdidas, en el caso contrario será redituable.
Fuentes:
Unidad Nro. 4: Criterios de decisión, inflación y tasa de descuentos. Diseño, Gestión y Evaluación de Proyectos.
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