Ésta es una de las cuestiones que más se preguntan las personas dentro del rubro empresarial hoy en día debido al impacto generado por la pandemia, y de algo que estoy seguro, es que solo un pequeño porcentaje de ellos se encuentra beneficiado por este momento.
Todas las organizaciones a nivel global, grandes y pequeñas, están tratando de encontrar alternativas para enfrentar esta crisis y, a la vez, abordar las preocupaciones urgentes de sus consumidores respecto a su salud, a los nuevos modelos de trabajo que se adoptaron de la noche a la mañana, a todas las dificultades generadas por el aislamiento social y a la incertidumbre respecto al futuro.
Situaciones como la que estamos viviendo exigen que las organizaciones tengan velocidad para reaccionar frente a los cambios para que puedan adaptarse a las nuevas exigencias de un ambiente con múltiples variables que no se pueden controlar, las cuales afectan significativamente la rentabilidad esperada y proyectada por los empresarios y emprendedores.
Gran parte de las compañías están presentando considerables pérdidas e imposibilidad de afrontar sus deudas por causa del cese de sus ingresos o los pagos aplazados por los proveedores y clientes, conduciéndolos, lamentablemente, a la suspensión y/o despido de sus empleados hasta al cierre definitivo de la razón social.
No existe fórmula secreta homogénea a implementar para generar grandes ganancias ante este contexto, pero una recomendación que se brinda es observar, analizar y actualizar el Flujo de Fondos de acuerdo a las nuevas proyecciones de ingresos y egresos que puede llegar a percibir la empresa (cambios en los costos de producción, precios de ventas de los productos, nueva cantidad de unidades a producir), nuevos cálculos por pago de impuestos y servicios, cuota e intereses a abonar sobre los nuevos créditos tomados (en el caso de haberos solicitado), comenzar o posponer los proyectos planificados (de reemplazo, ampliación, externalización o internalización de procesos o servicios y los de abandono), ajustar y evaluar los ratios económicos de la empresa (de solvencia, rentabilidad financiera y económica, de liquidez, entre otros) y las nuevas inversiones realizadas o a realizarse de acuerdo a las tasas del mercado para poder mantener el ritmo inflacionario e intentar perder lo menos posible el poder adquisitivo (Costo de Oportunidad).
Ante este escenario, las empresas y PyMEs se encontrarán enfocadas exclusivamente en términos financieros esforzándose para poder encontrar la mejor opción de optimizar la inversión necesaria para gestionar un programa de beneficios al asignar costos y riesgos de manera eficiente. El control de costos sigue siendo clave, pero las organizaciones deben estar centradas no solamente en los costos operativos, sino también en generar valor a partir de su inversión contínua a favor de potenciales y nuevos clientes. También, se debe administrar eficientemente los beneficios aprovechando los recursos tecnológicos para ofrecer la mejor experiencia a los consumidores, automatizando flujos y actividades para que el proceso sea fluido y sencillo. Es fundamental para ajustar un programa de beneficios que se haga cargo de los cambios de corto y mediano plazo que ha producido la pandemia.
“La Rentabilidad hace referencia a los beneficios que se han obtenido o se pueden obtener de una inversión”, es la razón por la que una persona toma coraje y comienza su aventura sabiendo que no será sencillo y en la que deberá superar obstáculos que se presenten en el camino... éste es uno de ellos.
Fuentes:
Matias, muy bueno el artículo y como pudiste introducir varios conceptos de los vistos en clase.