Un tal Vincent Van Gogh, dijo alguna vez: “¿Qué sería de la vida, si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo? Tomemos como referencia y no olvidemos ésta célebre frase del famoso pintor para dimensionar y lograr una cosmovisión a cerca de los riesgos y el detrás de escena que ellas implican.
El Análisis de Riesgo involucra un proceso dinámico e interactivo para identificar y analizar contingencias que afectan al logro de los objetivos propios de las organizaciones. También, comprende las causas de las posibles amenazas y probables eventos no deseados, así como los daños y consecuencias que éstas puedan ocasionar. En síntesis, se trata de un proceso sistemático que planifica, identifica, analiza, responde y controla los riesgos de un proyecto.
No obstante, previo al enfrentamiento de situaciones complejas, es importante tener en cuenta la siguiente consideración: lo más difícil de analizar en todo riesgo, es identificar tanto los contratiempos que afectan directamente al proyecto, como su probabilidad de ocurrencia. A raíz de esto, nuestro foco debería centrarse en las amenazas con mayor probabilidad de ocurrencia y que puedan suponer un mayor impacto sobre la ruta crítica del proyecto. Riesgos en el Diagrama de Gantt
Antes que nada, es menester aclarar que el diagrama de Gantt es una herramienta de visualización y no de planificación. Éste fue creado con el fin de plasmar el proyecto en su conjunto e informar sobre las fechas de inicio y fin de las actividades, sobre un eje de tiempo. Por lo tanto, es un medio para orientarnos sobre la dirección del proyecto. Si bien, es cierto que se trata de una herramienta muy utilizada por la gran mayoría de los directores de proyectos a nivel mundial, pero cada vez hay más profesionales que no están de acuerdo con su utilización; y la razón de ésta radica en que Henry Gantt, cuando creó esta gráfica, se “olvidó” del riesgo que puede acarrear todo proyecto, siendo uno de los riesgos principales de su diagrama. Todo project manager, quien se prepara justamente para analizar y tener en cuenta temas relacionados a la gestión de la incertidumbre, no debería ignorar lo anteriormente mencionado, ya que se puede llegar a cuestionar la viabilidad del proyecto en sí, dando “marcha atrás” al mismo.
Es notable cómo se traduce en un método estático, que no permite modificaciones -algo inimaginable si hablamos de proyectos de software, por ejemplo-. Estos tipos de proyectos (al igual que muchos otros) en los que, cada vez están teniendo una mayor relevancia las metodologías ágiles que permitan realizar tantas modificaciones como se necesite, se convierte en una herramienta inviable.
A modo de conclusión podríamos mencionar que, para que no queden “cabos sueltos”, una buena decisión sería poder fusionar técnicas ágiles con predictivas. Dos métodos sumamente opuestos pero que si, se gestionan y se unen correctamente, los resultados podrán ser muy fructíferos: Estos primeros gestionan correctamente la duda, el riesgo y la respuesta inmediata; mientras que estos segundos trabajan eficazmente la incertidumbre.
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