Muchas veces nos proponemos metas a alcanzar como, por ejemplo: proponernos una determinada cantidad de años para recibirnos, programarnos un día completo con actividades y hasta hacer dieta o cambiar determinados hábitos y también nos planteamos el qué, el cómo, el dónde y el cuándo de hacer las cosas, pero no siempre esa metodología se puede llevar a cabo.
Sea cual sea, todo proyecto está expuesto a una serie de riesgos (probabilidad de que ocurra un evento cuyo impacto sea negativo) e imprevistos para los cuales debemos estar preparados. De mayor o menor medida, es fundamental identificarlos y tenerlos controlados para saber gestionarlos adecuadamente, tomando decisiones a tiempo. Tener esta capacidad es primordial a la hora de cumplir con nuestro pequeño o gran proyecto.
Un Análisis de Riesgos es el estudio de las causas de las posibles amenazas y probables eventos no deseados, así como los daños y consecuencias que éstas puedan producir. El análisis de riesgos se trata de un proceso sistemático que identifica, analiza y responde los riesgos de un proyecto. Estos deben ser analizados e identificados con el fin de priorizarlos según su impacto. Como respuesta a la ocurrencia de alguno de ellos se debe desarrollar un Plan de Contingencias, es decir, que se convertirán en tareas aquellas ideas que fueron identificadas para reducir el riesgo. Estar preparados ante una posible situación nos da la posibilidad de cumplir con lo que nos planteamos en un principio, sin que nos tome por sorpresa y que la meta se desvanezca por no saber cómo actuar.
Las Estrategias de Respuesta a los Riesgos son las acciones que se pueden emplear para minimizar los efectos negativos, deben ser adecuadas y proporcionadas al nivel que el riesgo represente.
Existen los siguientes tipos de respuestas:
Evitar: Esta estrategia consiste en eliminar la amenaza, eliminando la causa. Se utiliza principalmente para los riesgos críticos.
Mitigar: Consiste en disminuir la probabilidad de ocurrencia y/o el impacto del riesgo.
Transferir: Es trasladar el impacto negativo a un tercero. Con esta estrategia no se elimina el riesgo, se transfiere a un tercero la responsabilidad de gestionarlo.
Aceptar: En esta respuesta, se aceptan las consecuencias del riesgo, por lo que no se realiza ninguna acción. Esta respuesta solo se utiliza cuando el riesgo no es crítico.
Escalar: La decisión sobre la respuesta al riesgo identificado, se traslada a un nivel jerárquico superior.
Es por eso que, ante cualquier plan y ante cualquier situación, es mejor
PREVENIR QUE CURAR
Fuentes:
https://enredandoproyectos.com/como-responder-a-los-riesgos-de-un-proyecto/
https://blog.cofike.com/analisis-de-riesgos-proyectos/
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