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No se trata de impedir, se trata de gestionar...


BlackBerry fue la marca de teléfonos móviles inteligentes desarrollada por la empresa canadiense llamada RIM, que integraba el servicio de correo electrónico móvil desde 1999. Rápidamente se hizo muy popular generando el puntapié inicial hacia la revolución de los dispositivos móviles. Las ventas y acciones de la empresa se dispararon y en el transcurso de 3 años logro un crecimiento del 84% durante ese periodo. Para el año 2007, la marca pasó del nicho de mercado de empresarios al público en general.


Ese mismo año, Apple se lanza al mercado con su primer iPhone, un teléfono con pantalla táctil, un sistema operativo propio, una interfaz amigable y la posibilidad de incluir distintas aplicaciones creadas por desarrolladores independientes. Todas estas cualidades ampliaban considerablemente las funcionalidades de un teléfono tradicional. Por su parte, RIM no logró visualizar con anticipación el riesgo al que se estaba enfrentando poco a poco, ya que creía que iPhone era un teléfono dirigido a un público mucho más joven, público al que RIM no estaba enfocado. No obstante, el éxito de Apple fue sumamente arrollador. Cada vez más personas adquirían un teléfono iPhone por su comodidad, convirtiéndose en un símbolo de estatus.


Fue así como BlackBerry fue perdiendo cuota de mercado a medida que el tiempo pasaba y seguía aferrado a aquellos usuarios que no estaban dispuestos a escribir en pantallas táctiles.


La capacidad de innovación y facilidad para adaptarse al contexto fueron claves para Apple, Google, en paralelo, desarrolló con rapidez su sistema operativo Android.

Luego de 17 años en el mercado RIM culminó con la producción de este producto.

Si bien RIM fue pionero de mucha de la innovación tecnológica en celulares que hoy conocemos y utilizamos, a medida que la tecnología comienza a ser invisible, baja su valor y las personas la utilizan como una herramienta más en su vida diaria, por lo que deja de ser vendible.


El problema con RIM no fue que no se adaptó, si no que se adaptó tarde sin contemplar los riesgos que las nuevas tendencias tecnológicas del mercado implicaban y el impacto que éstas generaban.


En conclusión y desde mi perspectiva personal, informarse e investigar, nunca debe hacerse “sobre la marcha”, ya que resulta fundamental para tomar la decisión más acertada. Vivimos en un mundo cambiante y acelerado, donde lo que hoy es asombroso, mañana puede convertirse en obsoleto. Los proyectos innovadores hoy, son elementales para formular y sostener las ventajas competitivas empresariales, aunque lamentablemente involucran decisiones y actividades arriesgadas.


La Gestión de Riesgos mejora la capacidad de llevar a cabo con éxito todas las etapas de un determinado proyecto y para esto, se necesita capacitar y formar profesionales con una visión amplia del riesgo, la innovación y la correlación existente entre ambos elementos. No se trata de impedir el riesgo, sino de gestionarlo de manera consciente para minimizar el impacto negativo que produzca.


Fuentes:

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